“Sobre mi nada se construya tu reino, Señor”
Madre Lamar puede ser considerada como la fundadora del Instituto benedictino-mectildiano en Italia. Fue ella, de hecho, a trasplantar el carisma de madre Mectilde de Bar de Paris a Sereño. Una vida breve, pero vivida totalmente y con intensidad: cuando muere tiene solo 35 años.
“La semilla de vida se difunde”
El Carisma mectildiano crece también en Italia, en el 1880, la fundación italiana emerge del acto de abandono heroico de una joven monja francesa; Sor María Therese Lamar, que el 12 de julio de 1878, sin algún apoyo ni la seguridad humana, impulsada solamente de una irresistible llamada interior, deja su pequeño monasterio de Paris, para aventurarse a través de
Singular y cautivadora es también la vida de esta pequeña joven hermana, señalada de una grande Luz junto con el misterio Pascual.
La vida
Marie Loise Francois Lamar, nace el 9 de junio de 1847 en Alsazia, en Osthauser, de una familia de la alta burguesía, después de los estudios hechos preso el colegio del Sacro Corazón de St. Férreol, en el 1865 a solo diecisiete años entra en la congregación de las Canónicas Regulares de Notre-Dame, en Versalles, tomando el nombre de Sor Saint Bernard, enseguida a la dispersión por motivos políticos de su congregación en el septiembre del 1875 deja su Instituto y entra en Paris en rue Tournefort con las Benedictinas de la adoración perpetua del SS. Sacramento.
Hace la vestición el 29 de septiembre del 1876 tomando el nombre de Sor María Teresa de la Encarnación. El 29 de septiembre de 1877, fiesta del arcángel Miguel, al cual ella es devotísima hace la profesión solemne, seguirán una serie de hechos que incidieran en el desarrollo de su vida. En junio de 1877, terminado el oficio de las Lecturas la joven religiosa está regresando a su celda, en el fondo del cielo ve claramente un cáliz sobrepuesto en una cruz, y siente dentro de sí una voz que le dice: “Lo Beberás hasta el final.”
Sor María Teresa no está asustada, por el contrario afirmara ella misma:
“Mi alma quedo completamente penetrada y dispuesta a sufrir por la gloria de Dios, (…) Me sentí en este momento consumar de un ardientísimo deseo de ver florecer en donde quiera nuestro Instituto y de sacrificarme a su gloria.”
De estas intimas y radicales disposiciones la historia de las Benedictinas del SS. Sacramento toma un nuevo desarrollo, del cual madre Lamar será responsable, pagando en propia persona todo el precio en un abandono absoluto al Señor.
“¡Sobre el mío nada se construya tu reino Señor!”: el 12 de Julio del 1878 la joven profesa parte pobremente, sin apoyo, sin seguridades, sin posibilidad de regreso, con la sola finalidad de “difundir el Instituto.” Parte por fe, como Abraham. Sabiendo que el Señor cumplirá su promesa.
Su única garantía: era una declaración de “buena conducta” para ella y la hermana que la acompañaba, Sor Dosytee Maviel.
Inicia de aquí un largo y difícil peregrinaje denso de dificultades y sin descanso, se dirige hacia el lugar que le fue destinado por Dios: Bruxelles, Delle, Faverney, Sulumona, Ventimiglia, la Corsica, Strasburgo, Ginebra, Grenoble, Chambery…
La Madre Lamar, llega a Sereño, al Sur de Italia, tras muchas dificultades y desavenencias, ella continua para que muchos tengan vida.
El 18 de mayo de 1880 gracias a la caridad del patriarca de Milano Ángelo Ballerini, quien se convierte en instrumento precioso del plan divino, nace en Sereño el primer monasterio italiano y aquí toma vida.
Con el apoyo espiritual y material de Mons. Ballerini, y con la autorización concedida del arzobispado de Milán, Mons. Luigi Calabiana, se integran rápidamente algunas jóvenes, deseosas de abrazar la vida Benedictina, el 8 de septiembre de 1881 llegan hasta el mismo Cardenal de Milán para las dos primeras profesiones, mientras nuevas jóvenes piden ingresar en la comunidad, “las redes fueron tiradas, la misión comienza.”
Pero la Obra de la Madre Lamar había terminado precisamente aquí, en donde se aviva la fundación por ella tanto deseada, y por la cual dona su vida “usque in finem” el 21 de junio de 1882 muere, vencida por la tuberculosis, “El cáliz fue bebido hasta el final.” Pero la voluntad de Dios fue cumplida.
Un día la Madre Lamar había percibido en su corazón esta dulce invitación de parte de Jesús:
¿Ves aquellos pequeños puntos esculpidos sobre la puertecita de mi Tabernáculo? Cuéntalos, si puedes….. Yo llamare en Italia un número igual de tus hijas, para que circunden mi Tabernáculo de adoración y de amor.
Madre Lamar es la semilla de trigo que muere, y con su sacrificio lleno de esperanza el futuro del Instituto en Italia, a los ojos humanos podría haber sido una vida desperdiciada que se apago apenas a sus pocos 35 años.
Pero propiamente del “Fiat” de la Madre Lamar, amorosamente entregado a Dios para su reino, se preparan nuevos retoños.
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